jueves, 1 de mayo de 2008

LUST, CAUTION; La China en tiempos de la ocupacion Japonesa.


Hace unos días pude ir al cine, y bueno encontré una película que verdaderamente es digna de mencionar porque, si bien desde el titulo trae el pecado; LUJURIA, TRAICIÓN. Película dirigida por Ang Lee, basado en un relato de Eileen Chang. Shanghái, 1942, Ang Lee quiere contarnos el despertar a la madurez de un grupo de estudiantes universitarios durante la II Guerra Mundial, actores amateurs, en una época tan complicada como la China ocupada por los ejércitos japoneses. Y sobre ese arranque, hablar de la relación con los colaboradores en época de guerra. La trama sucede en un periodo de cuatro años, en el cual vemos como se desarrolla la relación de Wong Chia Chi y el traidor Mr. Yee, que de trampa se convierte en deseo y a la vez en peligro para ambos protagonistas.

La narración gira en torno a ese proceso de seducción que se produce entre ambos protagonistas, o en concreto al deseo de Mr. Yee por poseer a la mujer que tanto le fascina. Y es en el mismo momento en el que Tony Leung aparece en pantalla (es tan grande el talento de este actor, que sólo con la mirada es capaz de componer su personaje, del traidor frío e insensible, pero que no puede resistirse a enamorarse), cuando ésta da un giro de tuerca más en la historia que nos están contando y sube un peldaño, para entrar en su juego, para convivir junto a ellos el deseo y el peligro.

Si, como ya indicaba, de la película se habla más de las escenas eróticas, explícitas y violentas a su manera, en una lucha por dominar el deseo y obviar el peligro, al inicio, con necesidad al final, al completo, para ver como paulatinamente ese Mr. Yee sin corazón, no puede dar la espalda a lo que éste le dictamina. Ni como ella, Wong Chia Chi o Sra. Mak, puede hacer frente al poder que ese ser, que ve como un traidor, termina dominando su cuerpo y su mente. Y es al final de la última secuencia erótica, en los detalles de dos cuerpos entregados, cuando entendemos que los dos amantes ya se han rendido al deseo de la otra persona, y no ven el peligro que esto les implica, que se han enamorado pero no saben verlo.

Pero también hay violencia explícita, en la que para mí es la mejor escena de la película, que marca el climax de la misma (y curiosamente no está Tony Leung, que impone el ritmo a la segunda parte del film), donde los estudiantes por necesidad tienen que aprender a matar, sin saber hacerlo, con lo que ello conlleva de agonía para el cadáver. Si alguna vez pensé cómo sería ésto, Ang Lee me lo enseña, y es importante, porque a ojos de Wong Chia Chi supone perder la inocencia, y equipararse al mismo traidor al que repudia y desea, por mucho que intente huir de la misión que tiene encomendada. Ese peligro, que el deseo te oscurece y que sin remedio es tu tumba.
abril 2008


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